En la antigüedad solía utilizarse barro, excremento de caballo o de vaca y paja para hacer acabados diferentes y más duraderos. Así fue como nació la mampostería, definida como una forma de construcción tradicional, utilizada en el diseño de exteriores e interiores. 

Consiste en superponer rocas, ladrillos o bloques de concreto prefabricados, para la edificación de muros o pisos. Es realizada de forma manual, ya que para su adicción hay que tener cuidado que no queden huecos que echen a perder la imagen que se busca. 

Se coloca sobre una mezcla de  cemento o cal, con arena y agua y entre otros materiales de construcción.

Con el paso del tiempo se han desarrollado diversos tipos de mampostería. Algunos de los más empleados son:

  1. Ordinaria
  2. Seco
  3. Concertada
  4. Careada 
  5. Confinada 
  6. Estructural
  7. Decorativa

Un beneficio de este tipo de construcción es su durabilidad y resistencia, además que evita desperdicios y logra una apariencia pulcra. 

Es sumamente usada en restaurantes y demás locales comerciales, garantizando la estabilidad de la edificación y el ahorro en la utilización de morteros. Incluso, es muy resistente al agua, por lo que no hay problema cada que llueve. 

Algunas de las ventajas de utilizar Mampostería con concreto reforzado, es que comparado con otras alternativas requiere menos concreto por metro cuadrado.

Con el sistema de mampostería confinada, se tienen que moldear columnas, esperar el fraguado y el desmolde.

Es un  sistema es simple y se adapta a gran cantidad de usos. Todos los materiales para crear mampostería, los puedes encontrar en tiendas locales.