Después de Estados Unidos, México es el país que más consume bebidas azucaradas en el mundo. El refresco es la bebida más común durante la comida en la mayoría de los hogares mexicanos, aún a sabiendas que causa diabetes tipo 2 y que en parte y que somos el segundo país con más obesos del mundo.
Incluso, estudios demuestran que los hombres que toman refresco tienen un 20% más de probabilidad de sufrir un ataque al corazón y las mujeres un 40 por ciento.
¿Por qué deberíamos dejarlo?
Si bien, los ingredientes que tiene esta bebida son tan adictivos como una buena taza de café, representan fuertes riesgos para la salud como: obesidad, mayor probabilidad de un paro cardiaco, diabetes tipo 2, aparecimiento de acné y envejecimiento prematuro.
Consumir bebidas azucaradas es la primer causante de la deshidratación, ya que erróneamente muchas personas piensan que puede reemplazar al agua simple y no es así, al contrario tienen un efecto diurético, es decir nos hacen ir más seguido al baño.
Consejos para quitar el refresco de nuestra mesa y de nuestra vida
Lona Sandon, enfermera certificada y profesora asistente de Nutrición Clínica en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, dio las siguientes recomendaciones:
- Reduce su consumo poco a poco. No recomiendo que dejes de tomarlo de golpe, tienes que dejarlo poco a poco.
- Combínalo con agua. Empieza a beber la mitad de refresco y la mitad de agua. Automáticamente beberás menos, te hidratas y te llenarás con agua. También se reduce el azúcar que consumes con tu refresco, lo cual es una de las cosas a las que la gente se acostumbra. Si bebes menos azúcar, tus papilas gustativas cambiarán y pronto ya no necesitarás esa dulzura.
- Empieza a contar tus calorías. Descarga una aplicación para contar calorías, te ayudará a darte cuenta de lo mucho que esas bebidas afectan tu consumo diario de calorías, siempre y cuando captures y registres cada porción.
- Piensa en cuánto ejercicio necesitarás. Caminar 8 km o trotar 50 minutos para quemar las calorías que contiene una botella de medio litro de refresco.
- Bebe antes un vaso con agua. Cuando tengas la imperiosa necesidad de beber una dosis de refresco, llena un vaso grande con agua con hielo y bébelo antes.
- Consiéntete con marcas naturales. Cambia a una marca que contenga menos ingredientes artificiales.
- Compra refrescos sin cafeína. Si bebes mucho refresco y aún no estás listo para dejarlo, intenta comprar versiones libres de cafeína.
- Aléjate de las cosas que te incitan a beber refresco. Por ejemplo los tacos, el pozole, las tortas y otras comidas que acompañadas con refresco te saben mejor, tu cuerpo te lo agradecerá.
- Inténtalo por dos semanas. Dejar de beber refresco gradualmente es lo mejor para la mayoría de las personas, dice Sacks, pero algunos prefieren dejarlo de golpe. Si piensas tomar ese camino, piensa que es un cambio temporal: dejar de tomar refresco por dos semanas o un mes tal vez parezca más fácil y manejable que dejarlo para siempre.
- Déjalo para ocasiones especiales. Una vez que logres romper el hábito de beber refresco y que la bebida pierda el poder que tiene sobre ti, lo puedes tratar como a cualquier alimento chatarra. Si realmente te gusta el sabor, no hay nada malo en que te consientas de vez en cuando.
Por último, si ya lograste quitar el refresco de tu vida o apenas lo estás intentando puedes complementar tu cambio de alimentación con una terapia de hidratación intravenosa, la cual te hidrata a niveles celulares, entre muchos más beneficios.
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