En la educación existen múltiples enfoques que sirven para guiar a maestros y estudiantes por un camino profesional guiado por valores específicos y con ciertas bases de conocimientos. 

En el caso de la pedagogía ignaciana, está basada en los principios educativos de San Ignacio de Loyola y se caracteriza por tener un enfoque valioso y eficaz en la formación integral de los estudiantes. 

Sus raíces están en el humanismo renacentista y está particularmente centrada en el desarrollo completo de la persona, por lo que no solo fomenta el conocimiento académico, sino también el crecimiento personal y espiritual. 

En este blog, hablaremos sobre cómo se pueden aplicar estos principios en las aulas actuales, logrando así enriquecer la experiencia educativa y preparar a los estudiantes para los desafíos del mundo contemporáneo bajo los principios ignacianos. 

¿Cuáles son los fundamentos de la Pedagogía Ignaciana? 

Para aplicar esta pedagogía en las aulas, el primer paso es conocer sus fundamentos los cuáles son 5 y te los explicamos a continuación:

1. Contexto en el aula moderna: Conocer a los estudiantes

Comprender el entorno y las circunstancias de cada estudiante es esencial para una educación inclusiva y efectiva. Dentro de la pedagogía ignaciana, el contexto se refiere a conocer a los estudiantes en su totalidad: sus antecedentes culturales, sociales, económicos y personales. En el aula moderna, esto implica:

  1. Evaluaciones diagnósticas: Realizar evaluaciones iniciales para entender las fortalezas, debilidades, intereses y necesidades de los estudiantes.
  2. Conocer a los estudiantes: Dedicar tiempo a conversar y escuchar a los estudiantes para comprender sus experiencias de vida y cómo estas afectan su aprendizaje.
  3. Diversidad e Inclusión: Es importante adaptar las estrategias de enseñanza para atender a la diversidad del aula, asegurando que todos los estudiantes se sientan valorados y apoyados.

 

2. Experiencia: Conseguir un aprendizaje activo y participativo

Facilitar experiencias de aprendizaje significativas implica crear oportunidades para que los estudiantes participen activamente en su aprendizaje. Algunas estrategias pueden incluir:

  1. Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): Son proyectos interdisciplinarios que abordan problemas del mundo real y están enfocados en fomentar la colaboración y el pensamiento crítico.
  2. Aprendizaje Colaborativo: Se realizan mediante actividades en grupo donde los estudiantes trabajan juntos para resolver problemas, discutir conceptos y compartir conocimientos.
  3. Uso de Tecnología: Se busca la integración de herramientas tecnológicas que faciliten el aprendizaje interactivo, como simulaciones, laboratorios virtuales y plataformas de aprendizaje en línea.

 

3. Reflexión: Profundizar en el conocimiento y el autoconocimiento

Promover la reflexión crítica sobre las experiencias vividas es crucial para consolidar el aprendizaje y fomentar el desarrollo personal bajo los valores ignacianos. En el aula, esto se puede lograr mediante acciones como:

  1. Diarios de reflexión: Animar a los estudiantes a crear un diario donde registren sus pensamientos, sentimientos y aprendizajes diarios. Además de ser un excelente ejercicio de autoconocimiento también lo es de escritura. 
  2. Debates y Discusiones: Organizar debates y discusiones en clase que permitan a los estudiantes expresar y analizar sus ideas.
  3. Autoevaluaciones: Fomentar la autoevaluación para que los estudiantes reconozcan sus logros y sus áreas de mejora.

 

4. Acción: Enfoque en el compromiso y responsabilidad social

Fomentar la toma de decisiones y acciones basadas en la reflexión implica que el aprendizaje debe traducirse en acciones concretas. Esto puede incluir acciones como las siguientes:

  1. Proyectos de servicio comunitario: Integrar actividades de servicio comunitario en el currículum, permite a los estudiantes aplicar lo aprendido en su trayectoria académica para beneficiar a su comunidad.
  2. Voluntariado: Promover el voluntariado es una parte importante del desarrollo integral de los estudiantes, ya que les permite poner en práctica los valores de su preparación ignaciana.
  3. Prácticas profesionales: Llevar a cabo prácticas profesionales que permitan a los estudiantes adquirir experiencia en sus campos de interés al mismo tiempo que contribuyen de manera significativa a la sociedad es una actividad imprescindible en este tipo de preparación profesional. 

 

5. Evaluación: Fomentar el aprendizaje y la mejora continua

Evaluar el proceso y los resultados de aprendizaje para mejorar continuamente es una parte integral de la pedagogía ignaciana. Esto implica en esencia 3 tipos de evaluaciones que son las siguientes:

  1. Evaluación formativa: Se realiza mediante evaluaciones continuas con el objetivo de proporcionar retroalimentación que ayude a los estudiantes a mejorar tanto a nivel profesional como a nivel personal.
  2. Evaluación holística: Aquí se evalúa no solo el rendimiento académico, sino también el desarrollo personal, social y ético de los estudiantes.
  3. Autoevaluación y coevaluación: Fomentar la autoevaluación y la coevaluación entre pares para desarrollar habilidades de reflexión crítica y responsabilidad compartida en el aprendizaje es de gran importancia en la pedagogía ignaciana. 

 

¿En dónde estudiar bajo los principios de la Pedagogía Ignaciana?

En México existen muchas escuelas con bases en la pedagogía ignaciana que ofertan una gran variedad académica siendo algunas de las más populares las maestrías en terapia familiar, en administración de proyectos, alta dirección así como la licenciatura en psicología. 

Una de las grandes ventajas de estudiar en este tipo de instituciones educativas es que al integrar los pilares de la pedagogía ignaciana en el aula moderna, esto transforma la educación en una experiencia completa y sumamente enriquecedora tanto para alumnos como para maestros. 

Para concluir es importante comentar que comprender el contexto de cada estudiante, ofrecer experiencias significativas, promover la reflexión, fomentar la acción y realizar evaluaciones integrales son acciones con las que los educadores pueden formar individuos no sólo competentes en sus campos, sino también conscientes y comprometidos con el bienestar de su comunidad y el mundo, que es lo que caracteriza a la pedagogía ignaciana.